Una científica en escena

*Por Vanina Lombardi (especial para Entre tanta ciencia)

“Perdón, el vuelo se atrasó”, dice con una sonrisa cálida, y comienza a contar su experiencia. A Vera Álvarez le esperan días colmados de reuniones y actividades en la ciudad de Buenos Aires, y ha decidido comenzar su estadía con este encuentro para Entre tanta ciencia. Es un jueves soleado y fresco en la ciudad, y la primera presidenta mujer de la Fundación Argentina de Nanotecnología (FAN) llega a la entrevista casi cuando debería estar finalizando. Sin embargo, mantiene la calma y decide no posponerla, quizás porque entiende la relevancia de contar la ciencia o tal vez por su pasión por despertar vocaciones. Sabe, por experiencia propia, que el talento puede estar escondido en cualquier hogar de cualquier rincón del país.

Vera nació en Quilmes, provincia de Buenos Aires, y fue la primera graduada universitaria de su familia. Su madre era camarera y su padre, colectivero. Ninguno terminó el secundario y ambos les insistieron, tanto a ella como a sus dos hermanos menores, que la mejor forma de tener oportunidades en la vida era estudiando. “Cuando tenía ocho años, nos mudamos a Mar del Plata, y siempre estudiamos en el sistema público: lxs tres entramos al Colegio Nacional Arturo Illía, por examen de ingreso, y después fuimos a la Universidad Nacional de Mar del Plata”, comenta Álvarez.

Al igual que le sucede a muchxs, cuando llegó el momento de definir, no tenía en claro qué estudiar. Sus opciones eran variadas: historia, trabajo social, teatro e ingeniería, “porque me gustaba resolver problemas y me iba bien en matemáticas, física y química”. Era 1993, y logró decidirse luego de participar en una charla de orientación vocacional en la Facultad de Ingeniería. “Las que me parecían más cercanas eran las ingenierías química y mecánica, pero cuando voy a la charla y cuentan de una carrera nueva que todavía no tenía egresadxs, que era ingeniería en materiales, la primera del país, me encantó y me dije: ‘Esto es lo que tengo que hacer’”, recuerda.

¿Nada para hacer?

Si bien toda su carrera estuvo vinculada al desarrollo de materiales que podrían llegar a convertirse en aplicaciones industriales o comerciales concretas, Vera eligió la carrera pensando en hacer investigación. Cuando llegó a quinto año, Analía Vázquez, a quien califica como su “madre científica”, le preguntó si quería hacer un doctorado y, luego de contarle de qué se trataba, le advirtió: “Cuando termines, no hay nada para hacer”. Era 1998. En ese momento, la carrera de investigación científica en CONICET estaba cerrada, pero Vera no lo dudó y aceptó el desafío. “Con esa beca doctoral, empecé a trabajar en polímeros biodegradables para envases de alimentos, y fue entonces cuando comencé a acercarme a la nanotecnología”, relata.

Más tarde, el tiempo demostraría cuán equivocada estaba la frase de su mentora. Mientras hacía el doctorado, se volvió a abrir la carrera y Vera pudo ingresar al máximo organismo de ciencia del país, donde hoy es investigadora principal en el Instituto de Investigaciones en Ciencia y Tecnología de Materiales (INTEMA, CONICET-UNMDP).

Sin embargo, recuerda que, en aquel momento, muchxs colegas del Instituto que habían hecho el doctorado vendían ropa y otrxs se habían ido a trabajar afuera, ya sea del país o de la ciudad; estxs últimxs, con cargos docentes en alguna universidad más pequeña. De hecho, fue en esa época cuando Vera comenzó a trabajar en docencia universitaria, como ayudante de Primera, y nunca más la dejó: hoy es profesora adjunta con dedicación exclusiva en la misma casa de estudios que la formó. 

Fuente imagen: gentileza investigadora.


“Más adelante vino la gestión, que fue lo último que fui incorporando”, agrega Vera. Su camino en esas funciones comenzó en 2008, como consejera académica en la Facultad de Ingeniería, donde se desempeñó durante ocho años. En 2010, se convirtió en directora de su grupo de investigación. También participó en el armando de un espacio de política universitaria no partidaria, fue asambleísta en la Universidad y consejera en el Departamento de Materiales, donde más tarde se convertiría en vicedirectora primero y directora después, en 2015.

En 2012, se unió a la FAN, donde fue vocal hasta 2020 y luego fue parte del Comité Ejecutivo, en el rol de secretaria, hasta su nombramiento actual como presidenta. Además, desde 2019, es vicedirectora del INTEMA, el instituto más grande de materiales del país, que hoy está integrado por 275 personas. Allí, dirige el Grupo de Materiales Compuestos Termoplásticos (CoMP) y trabaja en equipo con el director del Instituto, Guillermo Eliçabe.

Todxs a casa

De niña, Vera participaba en grupos barriales de ayuda comunitaria. Por eso, cuando su madre se enteró que quería dedicarse al trabajo social, solía decirle: “Verita, te vas a llevar a todxs a tu casa”. Si bien su decisión fue otra; en el fondo, nunca se alejó de esas realidades que tanto la convocaban y aun hoy la convocan.

Con el grupo de investigación que dirige, por ejemplo, se dedica al desarrollo de polímeros biodegradables vinculados al agro, textiles, biomedicina, embalajes y remediación de agua y envases, siempre tratando de que, en algún momento, los productos y procesos puedan ser transferibles y escalables y que ayuden a mejorar la calidad de vida de lxs argentinxs.

“Somos conscientes de que nuestro sueldo lo pagan personas que probablemente nunca accedan a ir a una universidad, con el impuesto que pagan en la yerba que compran para tomar mate”, subraya Vera y considera que tener en mente eso también permite descubrir cuál es la misión o la función de cada unx como científicx.

Acorde a estos preceptos, además, desde Área de Vinculación y Transferencia Tecnológica de la UNMdP, de la cual está a cargo desde el 2020, impulsaron diversos programas con anclaje territorial, a pesar de que la pandemia irrumpió apenas dos semanas después de que asumiera ese rol y la obligó a trabajar desde la virtualidad. Uno de ellos fue el Programa de innovación y producción popular, a través del cual lograron incubar 27 ideas-proyectos de economía popular, educación, alimentos y salud física y mental, entre otras temáticas.

“Es interesante generar herramientas para poder anclarse territorialmente a las realidades del sector socioproductivo, no solo con las empresas, sino también con esas otras realidades que tienen que ser atendidas y con las cuales se puede trabajar en conjunto, desde Ciencia y Tecnología”, subraya.

Mujer científica

Cuando comenzó a estudiar en la universidad, Vera era una de las tres mujeres que cursaban ingeniería en materiales, un número que, si bien parece poco, representaba el 25 por ciento del curso. Las mujeres suelen ser menos en ingeniería, aunque depende de cuál se trate. En alimentos, por ejemplo, tienden a ser mayoría, mientras que en mecánica o electrónica ocurre lo contrario. La pregunta que se hace Vera, en todo caso, es por qué muchas veces las mujeres no eligen este tipo de carreras o por qué en el ámbito científico en general, a pesar de que hay más mujeres investigando, los cargos jerárquicos suelen estar ocupados por colegas varones.

Sabe que esto está cambiando, pero, también, que falta mucho por recorrer hasta eliminar el denominado techo de cristal, que les impide seguir creciendo profesionalmente y evitar situaciones desagradables que se repiten en muchos casos. En el suyo, por ejemplo, cuando no pudo acceder a una pasantía laboral porque la empresa no tenía baño para mujeres, o ser confundida con la secretaria de algún director y que la manden a servir café en reuniones entre pares. También, recibir comentarios y miradas descalificadoras por ausentarse en el colegio de sus hijas, debido a algún viaje de trabajo.

La multiplicidad de tareas, roles, equipos de trabajo y temas de investigación en los que Vera trabaja y ha trabajado a lo largo de su trayectoria dan cuenta de que, más allá de su elección por la ingeniería y la nanotecnología, nunca se alejó de su interés por la historia, su vocación por lo social ni su pasión por el teatro.

Fuente imagen: gentileza investigadora.


Hoy está haciendo el taller de formación actoral en la UNMDP, con el que sigue sumando herramientas a las que ha ido adquiriendo en los diversos grupos de teatro en los que participa desde el secundario. También hizo un curso de formación docente, aunque no lo necesitaba, para aprovechar todos los recursos que le puedan resultar útiles para difundir lo que sabe y lo que hace, ya sea en las aulas, en charlas académicas, en entrevistas periodísticas y hasta en programas de ciencia, en radio y televisión.

Asimismo, cada vez que puede también trabaja en actividades de difusión vinculadas a cuestiones de género. Considera que es importante difundirlas y promover que los grupos de investigación, además de ser multidisciplinarios, también sean “multietarios, porque no es lo mismo cómo piensa alguien a los 20 que a los 60, y multigéneros, porque tenemos miradas y aportes diferentes, desde cada uno de los lugares”.

Y lo más importante, más allá de adonde y cómo lo cuente, es lo que Vera tiene para decir. Porque, como la realidad siempre supera a la ficción, hace más de 20 años que, junto a diversos grupos de investigación, se dedica a crear a materiales nuevos que parecen sacados de algún cuento fantástico, como convertir desechos de crustáceos en especies de “vacunas” para las plantas y hacer aerosoles para lograr que ciertas telas impidan el paso de distintos tipos de virus, como el SARS-Cov-2.

Y con todos sus descubrimientos y su paso por la gestión, también está haciendo historia.


Mucho más que 8M(ujeres) es un ciclo de entrevistas donde ocho periodistas científicas entrevistan a ocho investigadoras a las que admiran. Cada artículo se publicará el 8 de cada mes, durante el 2022.


Artículos del ciclo

Mayo: El corazón de la matemática. Entrevista a Alicia Dickenstein, por Marcela Bello

Junio: Una mujer vestida de mar. Entrevista a Mara Braverman, por Sabrina Aguilera

Julio: Buscando el camino propio. Entrevista a Mariana Viegas, por Clarisa del Río

Agosto: De atajar penales a desentrañar los misterios de la vida en la Puna. Entrevista a Virginia Albarracín, por Daniela Orlandi.

Septiembre: Entre arte, juventudes y rock and roll. Entrevista a Soledad López, por Luciana Mazzini Puga.

Vanina Lombardi
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