Entre arte, juventudes y rock and roll


*Por Luciana Mazzini Puga (especial para Entre tanta ciencia)

La charla fue en un bar situado frente a la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), en pleno sur del Conurbano bonaerense, donde Soledad López se recibió de Licenciada en Comunicación Social en 2009 y comenzó su carrera como investigadora. Dejó sus lentes amarillos a un costado de la mesa, terminó de contestar algunos mensajes de trabajo y se encendió el grabador.

Soledad López se reconoce comunicadora en distintos momentos de su vida: desde la infancia “que hablaba todo el tiempo y rápido”, en el call center en el que trabajó años atrás y donde entendió que “la comunicación estaba presente en todos los espacios”, hasta la actualidad, mediante la investigación, la docencia y su rol como directora de la carrera de Comunicación Social en la UNQ.

Ella cuenta que concibe “la comunicación en el espacio de acción. Con internet, mucha gente produce contenidos y está buenísimo, pero siempre tenemos que problematizarlos: comunicar desde una perspectiva que recupere los derechos humanos y que dé cuenta de toda forma de desigualdad en términos de género, clase y etnia”.

A medida que avanzó en su carrera de grado, las artes visuales, la música y la escena de los ‘80 y ‘90, en Buenos Aires, captaron toda su atención, al punto de querer “saber todo lo que sucedía en esos años en la cultura under y poder ponerlo en palabras”. Así fue como nació la carrera de esta investigadora.

La cultura es la sonrisa

Soledad nació el 26 de febrero de 1986 en La Plata, pero vivió siempre en Berazategui. Hija de un padre taxista y una madre costurera, es de Piscis -“como Justin”- y se define como primera generación de universitarixs de su familia.

“Lxs que nos definimos como ‘primera generación’ somos hijxs de trabajadores manuales de un sector económico empobrecido. Entonces, soy primera generación universitaria y, también, hija de un padre que fue el primero de sus siete hermanos en terminar la primaria”, recalca.

En su casa “no había una biblioteca, pero sí disposición a que adquiera conocimientos”. Con eso en mente, su mamá y su papá apostaron a su formación cultural, por ejemplo con visitas a la Feria del Libro Infantil o asistiendo a recitales folklóricos. Ya en la secundaria, sus profesorxs despertaron otra de sus inquietudes: las visitas a muestras de arte y museos, práctica que continuó durante su juventud y, hoy, busca transmitir a sus alumnxs.

El ojo en la ciudad de la furia

Entre las muestras que visitó, una se destaca por ser un antes y un después en su vida:  “Escena de los ‘80”. Realizada por la Fundación Proa a finales de 2003 y principios de 2004, la propuesta buscaba mostrar la explosión artística que experimentó la Argentina en aquella década.

El recorrido iba desde pinturas, teatro y música hasta fotografía, fotoperiodismo y medios, dentro del contexto histórico de la dictadura cívico-militar que agonizaba tras la Guerra de Malvinas y la recuperación de la Democracia. También incluía la moda y lugares no tradicionales, que funcionaban como puntos de encuentro para performances y espectáculos que satisfacían la necesidad de expresión tras varios años de censura.

La muestra «Escena de los 80» combinaba artes visuales, teatro, música, medios en relación con el contexto histórico de la época. Créditos: Fundación Proa.


Soledad experimentó, allí, una conexión con el universo del rock, al que ella pertenecía desde su adolescencia. “Con mis amigxs íbamos a la Bond Street -una galería urbana de ropa, discos y tatuajes- o a ver recitales en Cemento –discoteca de Buenos Aires–. Escuchaba bandas como Fun People, She-Devils, 2 minutos, El Otro Yo o Suárez”, rememora.

Además, el rock fue su “educación sentimental”. “Había un universo de referencias que no encontré en espacios educativos. Por ejemplo, a finales de los ‘90, Fun People y She-Devils lanzaron el EP «El aborto ilegal asesina mi libertad”, y también hablaban del vegetarianismo y de prácticas contra los animales. Asimismo, la banda Shaila tenía una perspectiva latinoamericana en sus canciones”, ejemplifica Soledad.

Estos conocimientos que traía consigo se complementaron con lo que vio luego en “Escena de los ‘80”. Allí se encontró con el primer disco de la banda Los Twist, pero también con obras del pintor argentino Guillermo Kuitca. Incluso, aparece la figura de la artista Katja Alemann y de Omar Chabán, dueño de Cemento, que eran pareja en aquel momento. (Chabán se haría conocido a nivel internacional unos meses más tarde con la tragedia de Cromañón: durante un recital de la banda Callejeros, la discoteca, de la cual él era gerente, se incendió y causó 194 muertes).

En esa muestra me encontré con una visualidad artística que hasta el momento había sido más solemne para mí. Ver la bohemia que rodeaba a Alemann y a Chabán y a la escena de los ‘80 me sedujo y dije ‘quiero escribir sobre esto’”.

Créditos: Fundación Proa.


Finalmente, inició su carrera de investigación con la pregunta acerca de cómo la generación de los ‘80 del under porteño renovó la visualidad de la televisión argentina a principios de los ‘90. Más tarde, se volcaría a las edades de las personas que circulaban por el under e iniciaría el recorrido sobre las distintas culturas juveniles que existen.

De manera potenciadora para lxs jóvenes investigadorxs, Soledad cuenta que, en su recorrido, se da una apuesta colectiva. “Yo pude investigar, no por una excepcionalidad personal, sino por las apuestas que mi familia, la escuela y la universidad han hecho para que pueda tener esta trayectoria”, asegura.

Y que venga, lo que venga…

La investigación la llevó a la docencia en la Universidad Nacional Arturo Jauretche y en la UNQ. Allí, busca transmitir a sus estudiantes el interés por las distintas juventudes que existen en Argentina o en otras partes del mundo, como las rockeras, feministas, mapuche, los “Teddy Boys” –subcultura británica de los ‘50–, el vínculo entre la política y lxs jóvenes o sus prácticas culturales.

Además, dialoga constantemente con sus alumnxs sobre sus realidades. “Creo que la docencia es una práctica distinta de la comunicación, y veo la educación como inclusión: si unx estudiante deja de venir a mis clases, me preocupo por saber qué sucedió y si puedo ayudarlx de alguna manera”.

En el horizonte, la comunicadora avista dos desafíos muy concretos. Por un lado, finalizar su tesis doctoral, en la que analiza los procesos de legitimación del under porteño de los ‘80 en museos y editoriales; y por el otro, dar a conocer su nuevo proyecto «Reconocides y no tanto», donde visibiliza el trabajo del mundo ilustrado que hacen mujeres y disidencias de Zona Sur de Buenos Aires.

Soledad explica que su interés en este proyecto es político. “Para quienes crecimos en el Conurbano, la forma de arte más cercana que tuvimos fue la música, como los locales de shows en vivo. Pero si querías ver algo de artes visuales, había que viajar a las galerías de CABA”, comenta la investigadora, y continúa: “Hoy en día, mediante internet, vemos que hay muchas personas, principalmente mujeres y disidencias, que viven en nuestros territorios y activan las artes visuales desde aquí. La idea es visibilizar ese trabajo y tejer redes entre ellxs”.

Ya hacia el final de la entrevista, Soledad se ríe y piensa en voz alta: “Con todo lo que dije, me dí cuenta por qué siempre ando corriendo para todos lados. ¡Estoy llena de proyectos!”. Y desde acá, citamos a Miguel Mateos y decimos: “…Tirá, tirá para arriba, ¡tirá!”.


Mucho más que 8M(ujeres) es un ciclo de entrevistas donde ocho periodistas científicas entrevistan a ocho investigadoras a las que admiran. Cada artículo se publicará el 8 de cada mes, durante el 2022.


Artículos del ciclo

Mayo: El corazón de la matemática. Entrevista a Alicia Dickenstein, por Marcela Bello

Junio: Una mujer vestida de mar. Entrevista a Mara Braverman, por Sabrina Aguilera

Julio: Buscando el camino propio. Entrevista a Mariana Viegas, por Clarisa del Río

Agosto: De atajar penales a desentrañar los misterios de la vida en la Puna. Entrevista a Virginia Albarracín, por Daniela Orlandi.

Luciana Mazzini Puga
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Luciana Mazzini Puga (sí, usa los dos apellidos) vive en Avellaneda. Se recibió de Licenciada en Comunicación Social en plena pandemia y, desde ese momento, indaga algunas de las ramas del periodismo, como ciencia, sociedad y género, en televisión y gráfica. Es amante de la actuación, práctica que se entremezcla con su vida profesional de vez en cuando, y levanta con amor y orgullo las banderas del “Ni Una Menos” y del “Nunca más”. Apunta comunicar la ciencia para que todxs tengan acceso a ella y también aportar su granito de arena en la búsqueda de un mundo más igualitario.

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